Entendiendo el TEL y el TEA: Definición, Tipos, Síntomas y Detección

En el campo de la neurorrehabilitación, nos encontramos con una variedad de condiciones que afectan la comunicación y el comportamiento, dos de las cuales son el Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) y el Trastorno del Espectro Autista (TEA). Aunque estos trastornos pueden parecer similares en algunos aspectos, son distintos en términos de síntomas, causas y enfoques de tratamiento. En este artículo de nuestro blog exploraremos más a fondo ambos trastornos, sus tipos, síntomas y cómo se pueden detectar.

1. Trastorno Específico del Lenguaje (TEL):

El TEL es un trastorno neurobiológico del desarrollo que afecta la comprensión y/o expresión del lenguaje. No es resultado de un déficit sensorial, cognitivo, neurológico o emocional y no se relaciona con discapacidades intelectuales.

Tipos de TEL:

• TEL expresivo: Dificultades para expresar ideas y sentimientos a través del lenguaje hablado.

• TEL mixto receptivo-expresivo: Problemas tanto en la comprensión como en la expresión del lenguaje.

Síntomas:

• Dificultad para formar palabras u oraciones correctamente.

• Problemas para seguir instrucciones.

• Dificultad para encontrar las palabras adecuadas durante la conversación.

• Problemas para iniciar o seguir conversaciones.

2. Trastorno del Espectro Autista (TEA):

Definición: El TEA es una condición neurológica y de desarrollo que comienza temprano en la infancia y dura toda la vida, afectando cómo una persona se comporta, interactúa con otros, comunica y aprende.

Tipos: Dado que es un «espectro», el TEA abarca una amplia gama de síntomas y severidades y no se clasifica en «tipos» específicos en la mayoría de los sistemas diagnósticos modernos. Sin embargo, las variaciones en el TEA pueden incluir condiciones previamente conocidas como el autismo clásico, el síndrome de Asperger, y el trastorno desintegrativo infantil, entre otros.

Síntomas:

• Dificultades en la comunicación y interacción social.

• Comportamientos repetitivos y rutinas inflexibles.

• Intereses restringidos y obsesivos.

• Sensibilidad irregular a estímulos sensoriales.

Detección

La detección del TEL generalmente involucra evaluaciones realizadas por logopedas, quienes utilizan una combinación de observaciones clínicas y pruebas estandarizadas para evaluar las habilidades lingüísticas en relación con el rango de desarrollo típico. El TEA implica una evaluación multidisciplinar que incluye observaciones clínicas, informes de padres o cuidadores, y pruebas específicas relacionadas con la comunicación, interacción social, y comportamientos repetitivos. Los pediatras, psicólogos, y psiquiatras infantiles suelen estar involucrados en el proceso de diagnóstico.

La Electroencefalografía Cuantitativa (QEEG) es una técnica avanzada de análisis cerebral que utiliza la tecnología EEG tradicional, pero agrega un elemento de análisis computarizado en el que podemos comparar con bases de datos, permitiendo una evaluación más detallada y objetiva de la actividad eléctrica cerebral. Al medir y analizar patrones eléctricos, la QEEG proporciona un «mapa» detallado de la función cerebral, que puede estar vinculado a diversas condiciones neurológicas y psiquiátricas.

En casos de TEL y TEA, la QEEG puede ofrecer insights valiosos:

1. Identificación de Patrones Anormales: Algunos estudios han mostrado que los niños con TEA y TEL pueden presentar patrones de actividad cerebral distintivos que pueden ser identificados a través de la QEEG. Esto puede incluir alteraciones en las conexiones y la coherencia entre diferentes regiones del cerebro.

2. Diagnóstico Objetivo: La QEEG puede contribuir a un diagnóstico más objetivo, especialmente en casos atípicos o límites donde las evaluaciones tradicionales no son concluyentes.

3. Personalización del Tratamiento: Los datos de la QEEG pueden guiar intervenciones personalizadas, como la neuromodulación, que se basa en modificar patrones de actividad cerebral.

4. Monitoreo del Progreso: La QEEG proporciona una forma de evaluar objetivamente la respuesta al tratamiento, ya que los cambios en los patrones de ondas cerebrales pueden indicar mejoras en áreas específicas de disfunción.

Conclusión

Aunque el TEL y el TEA pueden compartir ciertos desafíos en la comunicación, es crucial reconocer y entender sus diferencias. La detección temprana y la intervención adecuada son clave para mejorar la calidad de vida de las personas con cualquiera de estos trastornos. En el campo de la neurorrehabilitación, el compromiso continuo con la investigación y las terapias personalizadas ayudará a proporcionar estrategias más efectivas para abordar las necesidades únicas de este grupo de población.

TEL y TEA son trastornos complejos que requieren un enfoque multidisciplinar para su diagnóstico y tratamiento. La incorporación de tecnologías avanzadas como la QEEG ofrece nuevas esperanzas y posibilidades al proporcionar una imagen más completa y matizada de la actividad cerebral en individuos afectados. Mientras seguimos explorando la aplicación de la QEEG en estos contextos, es imperativo continuar la investigación y el diálogo entre profesionales para optimizar las estrategias de tratamiento y mejorar la calidad de vida de aquellos con TEL y TEA.