
TERAPIA ACUÁTICA
El entorno acuático facilita el aprendizaje
La terapia acuática ha sido y es uno del tratamientos con mayor eficacia para multitud de patologías en cuestión de rehabilitación gracias a sus propiedades físicas. Además, es un entorno que genera un potente factor motivacional y aporta numerosos beneficios:
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Mejora el tono y aumenta la circulación periférica mediante el uso de agua caliente.
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Ayuda a la regulación sensorial.
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Proporciona resistencia para el entrenamiento de fuerza.
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El conocimiento del cuerpo, el equilibrio y la estabilidad del tronco.
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A través de la reducción de las fuerzas gravitacionales, la persona es capaz de ponerse de pie y comenzar el entrenamiento de la marcha y ejercicios de fortalecimiento sin causar mayores daños.
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Disminución de la sensibilidad al dolor por la acción del agua caliente y la flotabilidad.
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Trabajo del sistema cardio-circulatorio y respiratorio.
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A nivel hematológico las aplicaciones de agua fría incrementan los glóbulos rojos, la viscosidad y la concentración de la sangre, y las aplicaciones de agua caliente bajan el nivel de hemoglobina y los leucocitos.
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Al tratase de un entorno motivador para muchos pacientes, es utilizado como medio para reforzar objetivos y conductas que se trabajan en otros entornos.
Esta terapia combina una serie de ejercicios activos, pasivos, asistidos y maniobras realizadas por el propio paciente con ayuda si es preciso del terapeuta o de un familiar para trabajar sobre los objetivos planteados.
También es importante destacar que es una técnica muy efectiva ya que nos permite trabajar ejercicios y posturas que fuera del agua serían muy difíciles o imposibles.
La piscina es un entorno enriquecido en el cual se facilita el aprendizaje debido a sus condiciones menos restrictivas e integradoras al mismo tiempo que favorece la inclusión social.